Uso de gases comprimidos en crioterapia y criocirugía
Generalidades
La crioterapia designa una serie de tratamientos de la salud caracterizados por exponer partes o todo el cuerpo a temperaturas muy bajas con la finalidad de tratar y sanar una variedad de lesiones en los tejidos.
Esta implica varias técnicas distintas, como por ejemplo, la colocación de compresas frías, inmersión en baños de hielo, radicación en cuartos o cámaras frías, aplicación directa de gases criogénicos sobre el cuerpo, etc., con finalidades igualmente variadas, tales como aliviar dolores musculares, esguinces, reducir inflamación, destruir un tejido determinado, entre otros.
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Gases utilizados en crioterapia
- Nitrógeno: es uno de los gases más utilizados debido a su capacidad para absorber el calor (entiéndase “congelar”) de manera rápida, amplia disponibilidad y costo relativamente bajo. Se lo suele emplear en su forma líquida, aplicándolo, dependiendo del caso, indirectamente (como en la crioterapia), como agente para enfriar una cámara criogénica o un criosauna; o directamente (como en la criocirugía) sobre la lesión a tratar, o bien haciéndolocircular a través de un tubo llamado criosonda.
- Dióxido de carbono: es más económico que el nitrógeno y por lo tanto más accesible a practicantes de bajos recursos, pero no alcanza temperaturas tan bajas como este último, por lo que puede que resulte inefectivo para ciertas aplicaciones relativas a la crioterapia/criocirugía. No solo se lo puede aplicar en forma gaseosa sino también en forma sólida (hielo seco), por ejemplo, mezclado con acetona para formar un granizado superfrío que se aplica directamente sobre el tejido a tratar.
- Argón: se lo suele usar exclusivamente en criocirugía especializada, en parte por su precio elevado en comparación con los otros gases mencionados, pero principalmente por su capacidad para penetrar más profundamente en los tejidos y con un mayor nivel de control de la formación de hielo (gracias un principio conocido como efecto Joule-Thomson) cuando se lo aplica con la técnica adecuada, usando crioagujas ultra delgadas. Esto posibilita reducir las complicaciones que podrían derivar de afectar negativamente el tejido sano circundante al área tratada.
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Los gases que entran en acción en estos procedimientos varían de acuerdo con el tipo de lesión a tratar o del tratamiento criogénico aplicado. Sus propiedades particulares permiten adaptarlos según las necesidades específicas de cada caso, maximizando así los resultados terapéuticos en cada escenario al costo más bajo posible.
Cirugía criogénica o criocirugía
La criocirugía es un tipo de cirugía que utiliza gases criogénicos para tratar lesiones cutáneas benignas o malignas, destruyéndolas por efecto de la congelación. En la mayoría de los casos se lleva a cabo aplicando directamente nitrógeno líquido, aunque, como ya se mencionó, también se pueden usar otros elementos.
¿Por qué optar por la criocirugía?
La criocirugía tiene indicaciones en lesiones precancerosas, como las queratosis actínicas: al matar estas células se evita que se conviertan en cancerosas a futuro.
También se la encuentra prescrita en casos de cáncer de piel en etapa temprana y en lesiones benignas como verrugas víricas, condilomas acuminados, molusco contagioso, queratosis seborreicas, lentigos solares, queloides y cicatrices hipertróficas y quistes mixoides.
Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo y rápido. Rara vez requiere anestesia (local), y suele brindar un resultado cosmético más deseable que el que deriva de métodos más tradicionales.
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¿Cómo se lleva a cabo normalmente la criocirugía?
A veces se aísla la zona a tratar rodeándola con una lámina, evitando así posibles daños del tejido sano circundante por salpicaduras accidentales.
El agente congelador es entonces aplicado sobre o en la piel, según la necesidad del caso, usando distintas técnicas:
- Rociándolo en forma de aerosol por acción de una pistola pulverizadora (“criogun”).
- Por colocación directa, usando probetas de diverso tamaño o un bastoncillo de algodón (hisopo).
- Inyectándolo en el tejido a tratar con una aguja ultradelgada.
La temperatura objetivo en las lesiones malignas es más baja (o fría) que para las benignas, por lo que se requiere un tratamiento más intenso. Para evitar sentir dolor o molestias, se puede aplicar de antemano un anestésico en la piel.
En general, se llevan a cabo uno o dos ciclos de congelación, con descongelación espontánea entre cada aplicación. Los procedimientos son normalmente de carácter ambulatorio y no suelen durar más de unos pocos minutos.
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